L’hôtel de Ville de Paris à l’arrivée du duc d’Orléans le 31 juillet 1830
Desde la Edad Media, la administración parisina poseía en un mismo lugar, la Place de Grève, una casa donde se reunía: primero conocida como «parloir aux bourgeois» (parlatorio de los burgueses) o «maison aux piliers» (casa de los pilares), en el siglo XVI, bajo el reinado de Francisco I, fue reemplazada por un palacio construido por el arquitecto italiano Domenico da Cortona, llamado Boccador. Este palacio logró sobrevivir, tras someterse a numerosas modificaciones, hasta el año 1871. Delante del palacio, la Place de Grève descendía hacia las orillas del Sena (de ahí el nombre de «grève», que significa playa), donde se ubicaba uno de los puertos de abastecimiento de París. Era una de las plazas más animadas de la capital: en ellas se alternaban la vida cotidiana y eventos excepcionales. Acogía la celebración de todo tipo de fiestas y espectáculos, así como la ejecución de las penas capitales más importantes. En 1803, la Place de Grève cambia su nombre por el de Place de l’Hôtel-de-Ville.
Durante la Revolución de 1830, tras las Tres Gloriosas, los días 27, 28 y 29 de julio, el Rey Carlos X abdica y pone rumbo al exilio. El 31 julio, en la sede del ayuntamiento (Hôtel De Ville), su primo Luis Felipe, Duque de Orleans, fue proclamado lugarteniente general del reino, antes de convertirse en Luis Felipe I, «rey de los franceses».
En esta maqueta monumental realizada tres años más tarde, en 1833, Pierre-Louis Foulley, antiguo soldado del Imperio y capitán de la Guardia Nacional, representa la llegada del Duque de Orleans al ayuntamiento, donde es recibido por La Fayette. Vista desde el muelle, la plaza aparece como un inmenso escenario teatral, donde nosotros somos los espectadores. Cientos de figuritas representan a los actores: en el centro, reconocemos a Luis Felipe montado a caballo con su escolta armada de la Guardia Nacional, a La Fayette en la escalinata del ayuntamiento, vemos las dos literas en las que viajan Benjamin Constant y el banquero Laffitte, artífices junto a Thiers de su ascenso al poder, y a un nutrido grupo de la Guardia Nacional de París. A la escena se asoman curiosos, agolpados en las aceras o asomados a todas las ventanas de las viviendas circundantes, algunos de ellos agitando banderas. La sede del ayuntamiento sigue siendo la del Renacimiento: la cubierta se encontraba entonces en obras, lo que explica la presencia de un andamio; la plaza todavía presenta su aspecto antiguo, irregular, con numerosos inmuebles con entramados de madera y torretas.