El recorrido
El museo Carnavalet – Historia de París muestra, en su recorrido, más de 3.800 obras y decoraciones, de la Prehistoria hasta la actualidad. Pinturas, esculturas, maquetas, rótulos, dibujos, grabados, carteles, medallas y monedas, objetos de historia y de memoria, fotografías, paneles de carpintería, decoraciones y mobiliario… se completan para formar una historia y una memoria de la capital, de carácter único.
GALERÍAS DE LOS RÓTULOS Y GALERÍAS DE INTRODUCCIÓN
GALERÍAS DE LOS RÓTULOS
Los rótulos comerciales configuraron el paisaje urbano. Desplegada en dos salas, la importante colección del museo sugiere la evocación un paseo por una calle parisina, pasando de un comercio a otro.
GALERÍAS DE INTRODUCCIÓN
La primera sala está dedicada a los símbolos y a la divisa de París. Resume su desarrollo y menciona algunos lugares, personalidades o acontecimientos relevantes.
La segunda sala está dividida en tres secciones distintas. La primera relata los orígenes del edificio y posteriormente del museo; la segunda muestra la diversidad de las colecciones que conforman y hacen un relato de París; la tercera sección está dedicada a la actualidad, tanto del museo como del Ayuntamiento de París: una obra de la colección, una nueva adquisición, un homenaje…
PREHISTORIA, ANTIGÜEDAD Y EDAD MEDIA
PREHISTORIA
Las colecciones mostradas proceden todas de excavaciones arqueológicas determinantes, para el conocimiento del periodo prehistórico en el territorio parisino.
El conjunto del fondo mesolítico (–9 000 a –5 000), presentado en la primera sala, procede de la excavación realizada en la calle Henri-Farman en el distrito 15. Ha evidenciado los vestigios de un campamento de cazadores-recolectores. Esta parada de caza, de unos días hasta varias semanas, ha conservado huellas de la ocupación: hogar, consumo de animales, astillas de talla de sílex que son un testimonio de la fabricación de herramientas y de armas, sobre todo de puntas de flechas.
Los vestigios del Neolítico (–6 500 a –4 500), mostrados en la segunda sala, son excepcionales. Han sido hallados durante excavaciones llevadas a cabo en el barrio de Bercy que han permitido identificar la huella de tres edificios, de un cerco y de un pontón que evocan un pueblo a orillas de un antiguo canal del Sena. Varias piraguas de roble, incluida una mostrada, y un arco de madera de tejo, forman parte de los hallazgos esenciales de esta excavación, integrada en totalidad en las colecciones arqueológicas del museo.
ANTIGÜEDAD
Las dos primeras salas están dedicadas al pueblo galo de los Parisii, instalados hacia el siglo III, antes de nuestra era, y a su evolución, a partir de la conquista romana. Varias hipótesis científicas coexisten sobre el tema de la localización precisa de Lutecia, su principal ciudad. De los Parisii, el museo muestra, en particular, monedas de oro de una calidad excepcional.
Con la conquista de Galia por los romanos, se observa la romanización de los Parisii, a partir del siglo I de nuestra era. Se adoptan representaciones y formas de vida romanas, pero sin borrar la cultura gala. Por ejemplo, se mezclan dioses y diosas de ambas culturas en el pilar de los Nautas o se forman nuevas parejas como la diosa gala Rosmerta y el dios romano Mercurio, mostrados en esta sala.
La tercera sala de esta sección presenta la Lutecia galorromana. Los imponentes bloques de piedras esculpidas y los numerosos elementos de decoración presentados proceden de diferentes espacios públicos de la ciudad: las arenas, el foro, las termas y los acueductos. El ámbito doméstico - dedicado a las artes de la mesa, objetos y rituales del día a día, o también a la higiene corporal – se muestra en las vitrinas del centro de la sala. El panel pintado, puesto en escena con una proyección, destaca este conjunto.
Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo durante las grandes obras haussmanianas de la segunda mitad del siglo XIX, han evidenciado varias necrópolis galorromanas. Las obras que concluyen esta parte del recorrido proceden todas de este contexto funerario: cubas de sarcófago con el nombre de «París» grabado por primera vez, joyas, armas, un excepcional estuche de médico datado del siglo III, o también piezas de moneda con la efigie del emperador Juliano el Apóstata que realizó una estancia en Lutecia.
DE LA EDAD MEDIA A COMIENZOS DEL SIGLO XVI
El pasillo que separa la sala de la Antigüedad de las siguientes salas marca una introducción a la Edad Media; aquí se desarrolla el vínculo entre la figura de Genoveva y París. El visitante sigue el camino de la procesión de las reliquias de la santa patrona por la ciudad y entra así en el periodo medieval.
En las salas de la Edad Media, la historia de París está presentada a la vez con obras y fragmentos de arquitectura de la época, y con obras posteriores, que datan en particular del siglo XIX, cuando se emprendió una defensa y protección del patrimonio únicas.
La primera sala de esta sección se centra en el territorio de la Isla de la Cité, el corazón del París medieval que reunía los poderes político y religioso. En el centro de la sala, una maqueta de la isla permite visualizar el espacio urbano y su densidad. Una gárgola excepcional, procedente de la catedral de Notre-Dame, domina la sala. En la vitrina, los resultados de una excavación arqueológica, calle de Lutèce, proporcionan un impactante testimonio de la vida cotidiana del periodo. Se muestra, en particular, vajilla de madera y calzado de cuero, en muy buen estado de conservación.
Después de la Isla de la Cité, el recorrido conduce al visitante a la ribera izquierda del Sena, primero extramuros de la ciudad medieval, para descubrir la abadía de Saint-Germain-des-Prés y su necrópolis real, y después intramuros, en particular con la presentación de una selección de colegios que conforman el espacio universitario de entonces: los Bernardinos (fundado en 1245), los Premostratenses (1252), la Sorbona (1257), de Navarra (1304) y de Beauvais (1370). En la Edad Media, la universidad de París atrae entre 3.000 y 4.000 estudiantes. Se muestran numerosos fragmentos, en particular de vidrieras, de estos colegios.
¿Dónde se entierran los muertos en París, durante la Edad Media?
Un enfoque, dentro del recorrido, desarrolla esta cuestión y presenta dos cementerios parisinos: el de los Inocentes, en el actual barrio de Halles, en uso durante cerca de siete siglos, y el cementerio judío de la calle Pierre-Sarrazin, principal testimonio de la importante comunidad judía establecida en París, en los siglos XII y XIII.
La última parte de esta sección está dedicada a la organización de la administración de la ciudad de París, bajo los reinos de Felipe Augusto (1180-1223) y de Luis IX (1226-1270). París establece un municipio. Los poderes se reparten entre numerosos responsables distintos: los señores latifundistas, el preboste del rey, el preboste de los mercaderes burgueses, los escabinos… La sección finaliza con Francisco I que manda construir un ayuntamiento, en 1533, en su emplazamiento actual.
PARÍS, DE 1547 HASTA EL SIGLO XVIII
De mediados del siglo XVI hasta el siglo XVII
Tres salas abarcan la historia religiosa, política, administrativa y económica de los reinos de Enrique II y de Catalina de Médicis hasta Luis XIV.
Llega luego la galería dedicada a las grandes transformaciones urbanas vividas por la capital en el mismo periodo, de Enrique IV hasta Luis XIV. Se modificó en profundidad el espacio parisino con la creación de la plaza Dauphine, el Pont-Neuf, la ordenación de la plaza Royale, actual plaza de Vosges y, posteriormente, la plaza de Victoires, así como la actual plaza Vendôme…
En las tres salas siguientes, magníficas decoraciones de gran tamaño del siglo XVII – el salón Colbert de Villacerf y ambos salones La Rivière pintados por Charles Le Brun – recurren a todas las artes.
Personalidad imprescindible de la vida intelectual del siglo XVII, Madame de Sévigné contribuyó a la proyección de la capital. El visitante descubre la famosa autora epistolar en tres salas, en particular con su retrato y el escritorio en el que redactaba sus famosas cartas dirigidas a su hija. La Fontaine, Corneille, Molière… son sus contemporáneos.
EL SIGLO XVIII
Después de un salón con decoración de inspiración de Extremo Oriente, se dedica una sala a la Regencia y a los inicios del reino de Luis XV. Al morir Luis XIV en 1715, Luis XV es demasiado joven para reinar, y se instaura un periodo de regencia hasta 1723. Versalles ya no es el lugar de residencia del poder monárquico; las decisiones políticas, administrativas y económicas se toman en la capital.
Las décadas de 1730 a 1750 se desarrollan en seis salas dedicadas a estos periodos, llamadas «salas Bouvier», de acuerdo con las cláusulas del importante legado de una anticuaria parisina. Los elementos de mobiliario y los objetos de arte decorativo mostrados reflejan un estilo de vida de grupos sociales privilegiados Cada estancia es un testimonio de la creatividad y de la calidad de la artesanía parisina en el siglo XVIII, potenciada por la historia de los oficios y de los barrios donde estaba instalada. Ebanistas, carpinteros, escultores, relojeros, bronceros, fundidores, doradores han trabajado para transmitir, a varias generaciones, unos conocimientos únicos. Se va transformando la vivienda de los parisinos pudientes. Aparece un nuevo mobiliario, más ligero y variado. Las artes de la mesa, con la orfebrería, cerámica y cristalería, son el testimonio de una profunda elegancia.
Los interiores parisinos de la segunda mitad del siglo XVIII se presentan en cuatro «salas Breteuil», con una disposición contigua. Las siguen tres salas dedicadas a los espacios no edificados de la capital, en aquel entonces. Primero, el Jardín de las Plantas, como espacio de estudio científico, luego las «folies» (residencia segundaría, llamada así por la abundante presencia de follaje) y los jardines pintorescos creados en la ciudad y sus alrededores, por fin, los espacios de espectáculos al aire libre para un público que acude para asistir, por ejemplo, al vuelo de un balón dirigible, o también a fuegos artificiales.
Las ordenaciones y mejoras de París, llevadas a cabo bajo los reinos de Luis XV y Luis XVI, se presentan en las tres «salas Conflans».
Se reanuda luego el recorrido con un enfoque dedicado al arquitecto Nicolas Ledoux.
Primero, el Café militaire, reservado a los oficiales, situado en la calle Saint-Honoré, abierto en 1762. Se encargó la decoración a un joven arquitecto todavía desconocido, Claude-Nicolas Ledoux. De cada lado de los cuatro paneles mostrados, haces y cascos estructuran la decoración formada por trofeos que representan el escudo de Atenea con la cabeza de Medusa, el garrote de Hércules, los restos sin vida del león de Nemea, el rayo de Júpiter, que evocan la fuerza, la generosidad, la velocidad y la invencibilidad.
Luego se encuentra el salón de compañía del palacete de Uzès. En 1768, el duque de Uzès, su propietario, encargó importantes obras de renovación a Claude-Nicolas Ledoux. El arquitecto también estuvo a cargo de la decoración del salón de compañía, iluminado por dos puertas acristaladas que dan acceso al jardín. La decoración está configurada, en alternancia, por cuatro espejos, cuatro puertas dobles y seis grandes paneles esculpidos con trofeos de armas colgados de laureles. En las puertas se encuentran las cuatro partes del mundo según la iconografía de Cesare Ripa, autor italiano del Renacimiento: el caimán evoca América, el dromedario África, el elefante Asia y el caballo Europa.
La última parte del recorrido está dedicada a la proyección intelectual de París y a los principales protagonistas de la época de la Ilustración. De cada lado del rellano de Luynes, los enciclopedistas Denis Diderot y Jean Le Rond d’Alembert se encuentran enfrente de los filósofos Voltaire y Jean-Jacques Rousseau. Varios objetos que les pertenecieron o con su efigie, testimonios de su inmensa popularidad, están presentados aquí. En la sala siguiente, se abarcan los intercambios entre Francia y los Estados Unidos de América en su conquista de la independencia, radicados bajo la figura tutelar de Benjamin Franklin.
La sección finaliza con Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais, otro ardiente defensor de la libertad de expresión, cuyos escritos prefiguran la Revolución Francesa.
LA REVOLUCIÓN FRANCESA Y LOS COMIENZOS DEL SIGLO XIX
LA REVOLUCIÓN FRANCESA
El museo conserva el mayor conjunto del mundo de obras de arte y de objetos históricos que datan de la década de 1789 a 1799. En esta sección, el recorrido presenta, a partir de las colecciones, una crónica visual y material de diez años excepcionales para París y para Francia. Pinturas, dibujos, esculturas, mobiliario, cerámicas, medallas, accesorios y objetos son un testimonio de jornadas únicas, profundamente arraigadas tanto en la historia como en la memoria colectiva.
El recorrido empieza con la pintura de la «Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano» donada al museo por Georges Clemenceau. Votada el 26 de agosto de 1789 por la Asamblea Nacional Constituyente, la declaración establece las bases de nuevas aspiraciones políticas. El régimen monárquico no se pone en tela de juicio, durante los primeros años de la Revolución.
LOS ESTADOS GENERALES
París cuenta con aproximadamente 600.000 habitantes. Afectados por la crisis económica, muchos parisinos se movilizan. Revueltas estallan. El ministro de Finanzas, Necker, sigue siendo popular. Luis XVI convoca los Estados Generales. En esta sección, con una vitrina en el centro de la sala, podemos descubrir, imprimido encima de seda, el discurso inaugural de los Estados Generales del rey, el 5 de mayo de 1789. Enfrente, los bustos esculpidos de los diputados Mirabeau y Barnave permiten evocar los numerosos oradores de la Asamblea Constituyente. Aquí, es posible sentarse y escuchar extractos de algunos discursos fundacionales.
En el lado opuesto se muestran otras obras, un grabado que representa las tres órdenes y el busto de Jacques-Guillaume Thouret. El diputado de Rouen hizo adoptar la creación de los departamentos franceses; cabe destacar a la derecha, en un medallón, el dibujo del departamento del Sena recién creado.
En el muro, el anteproyecto del Juramento del Juego de Pelota se encuentra frente a este conjunto en la vitrina.
LA TOMA DE LA BASTILLA, EL 14 DE JULIO DE 1789
Esta parte del recorrido detalla, día tras días, las jornadas del 12 al 14 de julio de 1789, hasta la Toma de la Bastilla, y el protagonismo de los arrabales del este parisino.
Indispensable, el famoso cuadro de Hubert Robert ocupa una zona central del espacio. Enfrente, una vitrina reúne numerosos objetos procedentes de la Bastilla como llaves, esposas o también fragmentos del edificio, cuyos bloques de piedra fueron esculpidos y marcados. Jean-Baptiste Palloy, el contratista encargado de la demolición, fabricó numerosos objetos conmemorativos del acontecimiento a partir de las piedras del edificio.
En el centro de la sala y en una vitrina, la monumental estufa en forma de Bastilla. Realizada por la manufactura Olivier, a partir de 1792 fue instalada en la Convención Nacional, sala del Manège, en el palacio de las Tullerías. Tres años después de la toma de la Bastilla, esta imponente representación, muestra la relevancia del acontecimiento, durante el periodo revolucionario y desde entonces.
EL VERANO Y EL OTOÑO DE 1789
Aquí, el recorrido explora la puesta en marcha de un nuevo poder, municipal, en París. Por primera vez, en julio de 1789, la administración de la capital se confió a un alcalde, elegido, y a una asamblea general de los representantes electos del Municipio. Se creó la Guardia Nacional parisina, encargada de la seguridad de la ciudad; estaba bajo el mando de La Fayette, y a las órdenes del municipio.
El busto del primer alcalde de París, Jean-Sylvain Bailly, abre esta sección. Enfrente, se ofrece un mapa de París con una nueva división administrativa en 48 secciones, introducida en mayo de 1790.
Una vitrina está dedicada a dos fechas relevantes: en primer lugar, la noche del 4 al 5 de agosto de 1789, durante la que los diputados votan la abolición de las instituciones y de los privilegios del Antiguo Régimen, después los 5 y 6 de octubre de 1789, que marcan la llegada del rey y de su familia al palacio de las Tullerías. Dejaron Versalles para no volver nunca más.
LA FIESTA DE LA FEDERACIÓN, EL 14 DE JULIO DE 1790
El 14 de julio de 1790, en el Campo de Marte, tuvo lugar una inmensa ceremonia nacional: la Fiesta de la Federación. Estaba destinada a escenificar la aceptación del proyecto constitucional por los franceses y el rey. Así mismo, una inmensa muchedumbre prestó juramento «a la Nación, a la Ley y al Rey». Sin embargo, permanecían graves tensiones.
Entre ambas ventanas, el gran cuadro de Charles Thévenin está colocado enfrente de un asiento. Esta pausa permite sumergirse en la ceremonia. Un dispositivo acústico, que emite extractos del Te Deum de Gossec y de la canción popular Ah ! ça ira, hace experimentar la intensidad de la conmemoración del primer aniversario de la Toma de la Bastilla.
En uno de los lados de la sala, en una vitrina, podemos descubrir varios objetos asociados con el acontecimiento, como por ejemplo un zapato de mujer, un abanico o también varias miniaturas. Son testimonios del júbilo popular que dominó esta jornada.
La iconografía de la Revolución se desarrolla y se refleja en todas las artes decorativas: en el centro del espacio, una cómoda, un armario con dos puertas y paneles de tela de Jouy, tienen en común este nuevo repertorio ornamental.
LOS AÑOS 1791-1792
Durante la noche del 20 al 21 de junio de 1791, Luis XVI y su familia intentan huir. Interceptados en Varennes, se les trae de vuelta a París, en un ambiente tenso. En una campana mural se muestra una pieza de moneda que el rey habría llevado en el bolsillo, en el momento de su arresto. Encima, se presenta una placa de madera grabada. Sugiere la difusión instantánea del acontecimiento. Después de la huida del rey, la mayoría de los diputados eligió el compromiso de una monarquía constitucional: el 14 de septiembre de 1791, el rey presta juramento a la Constitución.
Se desarrolla, de forma extensa, el uso de signos de reconocimiento y la difusión de símbolos. En 1791, las cenizas de Voltaire entran en el Panteón. Se dedica una vitrina a esta primera panteonización, en particular con un magnífico y elaborado cinturón usado por una niña que seguía el cortejo.
La última vitrina de esta sala está dedicada a la toma del palacio de las Tullerías, el 10 de agosto de 1792. Varios objetos de historia y de memoria, mostrados aquí, son un testimonio de la Revolución: un zapato de la reina María Antonieta, recogido por uno de los invasores, una pequeña jarra de leche encontrada en la habitación de Luis XVI, la última orden del rey al coronel Dürler, al mando de los Guardias suizos, o también una flor de lis bordada.
Los poderes del rey fueron suspendidos y se eligió una nueva asamblea al sufragio universal masculino: a partir del 21 de septiembre de 1792, la Convención Nacional decide abolir la monarquía. El día siguiente, Francia se convierte, de hecho, en república.
INICIOS DE LA ERA REPUBLICANA (1792-1795)
En esta sala dedicada a los grandes personajes de la Convención, los retratos de los tres mártires de la Revolución – Le Peletier de Saint-Fargeau, Marat y Chalier – se encuentran enfrente de una vitrina que reúne numerosos objetos de historia y de memoria que les pertenecieron, como la cofia de Charlotte Corday, las asas de la puerta de la sala de baño de Marat…
Los retratos de rostro de Camille y Lucile Desmoulins, Danton, Robespierre, Saint-Just y Hérault de Seychelles, también están asociados con objetos que les pertenecieron.
Así mismo, se muestran las numerosas fiestas republicanas escenificadas por el pintor David, como la Fiesta del Ser Supremo.
EL DIRECTORIO (1795-1799)
En esta sala, se dedica una primera sección a la vida política, administrativa y financiera bajo el Directorio. Establecido por la Constitución del año III (22 de agosto de 1795), el nombre de este régimen procede de los cinco directores que ejercían el poder ejecutivo de forma colectiva. Se dedica un segundo conjunto a numerosas instituciones científicas y culturales, que acaban de ser creadas. Encontramos también, en particular, los retratos del químico Jean-Antoine Chaptal y del compositor Étienne-Nicolas Méhul.
El centro de la sala está ocupado por una vitrina dedicada a los «Increíbles y a las Maravillosas», una corriente parisina de la juventud con una forma de vida ostentosa.
Por fin, se ofrece un enfoque sobre el papel de Napoleón Bonaparte durante estos cuatro años, cuyas conquistas europeas tienen un impacto en el territorio parisino.
LA HERENCIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA EN LAS COLECCIONES DEL MUSEO
Tras el recorrido cronológico, esta sala intenta mostrar el alcance del legado revolucionario en la iconografía, las memorias y las ideas. Así mismo, en las vitrinas, varios enfoques exploran: la laicización de los toponímicos, el calendario republicano, la puesta en marcha del sistema métrico completo o también las representaciones simbólicas y alegóricas de los derechos del hombre y del ciudadano, de la libertad, de la razón…
NAPOLEÓN I (REINO 1804-1815): SUEÑOS Y MODERNIZACIÓN DE UNA CAPITAL
El retrato de Juliette Récamier inicia esta nueva parte del recorrido que establece una conexión entre el Consulado y el Primer Imperio.
En la relevante vitrina central, una selección de obras aporta un testimonio de la alta calidad de la creación técnica y artística de los oficios de arte y orfebrería en París bajo el Primer Imperio. Numerosos objetos de arte y de historia, como el neceser de campaña de Napoleón I, son excepcionales. Dibujos, estampas y elementos decorativos, completan el conjunto.
La segunda sección permite explorar, a través de algunos ejemplos, el gran objetivo de Napoleón I para París, tanto para la creación de nuevos espacios y edificios simbólicos (abrir avenidas, columnas y arcos de triunfo para marcar las victorias militares…) como para la construcción pública que requiere ingeniería civil (canales, puentes, fuentes, mercados…).
Napoleón I establece en la capital una arquitectura con una doble ambición: escenificar el poder imperial y proporcionar una mejora en la calidad de vida a una población que, de 1801 a 1811, crece de 547.756 a 622.631 habitantes.
LAS RESTAURACIONES (1814-1830)
Después de la abdicación de Napoleón I el 6 de abril de 1814, París estuvo ocupada por una coalición de aliados europeos. El arrebato de los Cien Días, en 1815, finalizó con la derrota de Waterloo. Este intermedio separa ambas Restauraciones que ven sucederse, en el trono de Francia, Luis XVIII (1814-1824) y Carlos X (1824-1830).
El recorrido presenta primero las transformaciones urbanas que siguen realizándose en la ciudad y ofrece, en particular, un enfoque de las galerías del Palais Royal, nuevo barrio de moda. Se pone de relieve el pintor Boilly, del que el museo Carnavalet posee obras excepcionales. Como las notables realizaciones de un ebanista y empresario parisino Louis-François Puteaux.
Una sección desarrolla los espectáculos parisinos de la época. Los retratos de la Malibran, de Mademoiselle Mars, del cantante Béranger o también unos prismáticos de teatro, una diadema de trajes de escenario, un porta tarjetas, cajas de caramelos finamente decoradas… permiten una inmersión en la efervescencia de los bulevares. En el Teatro Francés o Italiano, en la Ópera o en la Ópera Cómica, se idolatran los autores, actores, cantatrices, bailarines y autores de canciones.
1830 – JORNADAS REVOLUCIONARIAS
Los 27, 28 y 29 de julio de 1830, París es el teatro de jornadas revolucionarias. La ideología de las Tres Gloriosas es la «Libertad».
A través de objetos de historia y de memoria, dibujos, artículos de prensa, cuadros y una imponente maqueta del ayuntamiento, el recorrido ofrece una cronología, día tras día, de estas jornadas. 1830 representa un relevante hito en la historia parisina. De las acciones políticas hasta las barricadas y las luchas callejeras, de las peticiones colectivas hasta los guardias cívicos, surgen ideas políticas, mitos y personajes de héroes difundidos por toda Europa.
LA MONARQUÍA DE JULIO (1830-1848)
La llegada de Luis Felipe al Ayuntamiento marca el inicio de la Monarquía de Julio. Se desarrolla la caricatura política, en particular con Daumier, del que el museo Carnavalet posee el caballete, la paleta y pinceles.
Se dedica una gran vitrina transcronológica al eje triunfal de la Bastilla hasta el Arco de Triunfo, cuyas construcciones u ordenaciones fueron finalizados bajo la Monarquía de Julio. La columna de Julio, en la plaza de la Bastilla, fue inaugurada en 1840, y también grandes proyectos como el Arco de Triunfo de l’Étoile, mientras se instala el obelisco, traído especialmente de Luxor, en la plaza de la Concorde.
PARÍS, CAPITAL DEL ROMANTICISMO
A partir de 1830, respaldada por el espíritu de libertad y la revolución de las Tres Gloriosas, París se convierte en un verdadero crisol intelectual y artístico. Se muestran retratos de las siguientes personalidades: los escritores Victor Hugo y Eugène Sue, el compositor húngaro Franz Liszt, apodado el «león del piano», y su compañera sentimental, la escritora Marie d’Agoult… En las vitrinas, objetos personales como el escritorio de Eugène Sue se mezclan con estatuillas del escultor Dantan.
LA REVOLUCIÓN DE 1848 (22-24 DE FEBRERO Y 23-25 DE JUNIO)
El recorrido dedica una sala a la revolución de 1848, que la extensa colección del museo permite profundizar de una manera excepcional.
En un estrado, el escritorio cilindro del rey Luis Felipe ocupa el centro de la sala. Todavía están visibles las huellas del allanamiento de los revolucionarios, del 24 de febrero de 1848. En cuanto a las vitrinas, presentan una profusión de objetos de memoria que relatan ambos periodos de esta revolución: pipas caricaturas de personalidades, pistola, fichas, clavo con cuatro ramas lanzadas durante las revueltas, tarro de pólvora de los sublevados del faubourg Saint-Antoine, carteles… coinciden con retratos de personalidades de este periodo como Alphonse de Lamartine, Alexandre Ledru-Rollin, François Arago, Edgar Quinet. Algunos han tomado el camino del exilio.
Por fin, se dedica una sección a los inicios de la fotografía, creada en París. Se muestran obras de los fotógrafos pioneros, como por ejemplo Charles François Thibault, Gustave Le Gray, Henri Le Secq o también Charles Nègre: París y los acontecimientos relevantes de la época ahora también se encuentran fotografiados.
LA SEGUNDA PARTE DEL SIGLO XIX, DEL SIGLO XX HASTA LA ACTUALIDAD
NAPOLEÓN III Y HAUSSMANN: UNA CIUDAD EN CRECIMIENTO Y EN MUTACIÓN
El 2 de diciembre de 1852, Luis Napoleón Bonaparte se convierte en emperador de los franceses, bajo el nombre de Napoleón III. La ciudad de París, que cuenta entonces con 1 millón de habitantes, debe enfrentarse a relevantes retos de orden demográfico y urbanístico. Para transformarla, Napoleón III nombra Georges Eugène Haussmann prefecto del Sena, el 22 de junio de 1853. Al mando de una administración excepcional, inicia grandes obras.
En esta primera parte, las obras presentadas son un testimonio de la visión que anima el emperador: al retrato de Haussmann por Henri Lehmann responde el gran cuadro de Napoleón III entregando al barón Haussmann el decreto de anexión de los municipios limítrofes por Frédéric Yvon. Un conjunto de fichas conmemorativas de las decisiones administrativas, completa este importante enfoque dedicado a la transformación de la ciudad.
En una vitrina, la cuna del príncipe imperial Luis Napoleón ocupa el centro del espacio. Diseñado por Victor Baltard y numerosos artistas contemporáneos, es un testimonio de la excelencia de los oficios de arte parisinos del periodo.
LAS TRANSFORMACIONES HAUSSMANIANAS
El ejemplo seleccionado para esta sección es la apertura de la avenida de la Ópera con fotos tomadas por Charles Marville y una pintura de Félix Buhot. La Pitia por Marcello, donada al museo por el costurero Worth, es una obra excepcional. Con la construcción de las salas de espectáculos y la renovación de las artes decorativas, París reafirma con brillo su rango de capital de las artes y los espectáculos.
En el centro de la sala, en una gran vitrina, varias obras son un testimonio de estos cambios, como el juego del nuevo París.
Le siège de Paris (18 septembre 1870-28 janvier 1871)
Le 19 juillet 1870, Napoléon III déclare la guerre à l’Allemagne. Enchaînant les défaites, il capitule dès le 2 septembre à Sedan. L’armée allemande encercle Paris, qui n’est plus relié au reste du pays que par des ballons ou des pigeons voyageurs. Les privations se font vite sentir. Dans les quartiers les plus pauvres, la population parisienne est tributaire des cantines municipales. 40 000 décès pourraient être imputés au blocus. Contrainte à la reddition, la France signe l’armistice le 28 janvier 1871.
Dans cette salle, le quotidien du siège des Parisiennes et Parisiens est raconté par les œuvres les plus diverses : obus, plume de pigeon voyageur, boule de moulin, vaisselles et jetons commémoratifs, menus, photographies et tableaux montrant les destructions causées par les bombardements, les queues devant les épiceries dues au rationnement ou encore un vendeur de rats, alors consommés faute de viande.
Les 72 jours de la Commune de Paris (18 mars-28 mai 1871)
Le peuple de Paris n’accepte pas la défaite française, s’émancipe du pouvoir exécutif et proclame la Commune de Paris, le 28 mars. Il s’agit de la première expérience d’autogouvernement communal, qui dure 72 jours, jusqu’à l’offensive de l’armée pour reprendre Paris entre le 21 et le 28 mai 1871.
Les personnalités majeures de la période, tant politiques que journalistes, sont présentées : Jules Vallès, Séverine, Louise Michel, Auguste Blanqui, ou encore le buste sculpté d’Henri Rochefort.
Dans les vitrines, une sélection d’objets d’histoire et de mémoire complète l’ensemble : diplôme de bachelier et écharpe rouge d'élu du 15e arrondissement de Jules Vallès, tabatières et boîtes d’allumettes portant le slogan « Vive la Commune », fragment du drapeau des communards… La destruction de la colonne Vendôme (dessin et maquette) est associée à Gustave Courbet (photographie), auteur d’un portrait de Jules Vallès, l’un des chefs-d’œuvre du musée Carnavalet.
La section se termine sur l’épisode tragique de la Semaine sanglante (21-28 mai 1871) au cours de laquelle 7 000 à 10 000 personnes meurent. Les communards incendient de nombreux bâtiments publics les 23 et 24 mai comme l’Hôtel de Ville. Peintures, photographies et objets de mémoire témoignent de ces terribles journées que connaissent Paris et ses habitants.
LA III REPÚBLICA Y PARÍS
La III República sigue visible en el espacio parisino actual, en las escuelas, la universidad de la Sorbona, los numerosos monumentos y estatuas que exaltan los símbolos del nuevo régimen republicano, la República y la Libertad. Se dedica un enfoque al funeral nacional de Victor Hugo y a su inhumación en el Panteón. Platos conmemorativos, grabados, artículos de prensa y fotografías del cortejo, permiten vivir la inmensa emoción popular que acompañó este momento.
Como contrapunto, surgen oposiciones antirrepublicanas. Una vitrina-cajón está dedicada al general Boulanger, con una sorprendente colección de pipas y de objetos con su efigie que posee el museo.
MONTMARTRE
En esta sala, el recorrido ofrece un enfoque temático de Montmartre entre las décadas de 1875 y 1914. Todavía muy campesina, la parte alta de este loma atrae a poetas, autores de canciones, escritores, pintores, ilustradores, músicos… Todos aprecian los múltiples bailes, cabarés y cafés que animan los bulevares Barbès, Rochechouart, Clichy, alrededor de las plazas Pigalle y Blanche. Estos lugares tienen nombres pintorescos como Le Chat noir (el gato negro) o le Rat mort (la rata muerta).
Se ha reunido por primera vez un conjunto de obras relativas a las exposiciones universales de 1878, 1889 y 1900.
PARÍS «BELLE ÉPOQUE»
Denominando el momento que marca un hito entre finales del siglo XIX y los inicios del siglo XX, en un periodo sacudido por fuertes tensiones sociales, la «Belle Époque», expresión atribuida posteriormente, parece ser un paréntesis encantado, cuyo marco es París.
Reunidas en una sola sala, más de 40 pinturas donadas por el Sr. Y la Sra. Seligmann, entre ellas, en particular, obras de Jean Béraud, de Henri Gervex o también de Louise Abbéma, ofrecen una crónica viva de las sociabilidades parisinas. Así pasamos de las calles de la capital a los grandes cafés, de los parques parisinos a las noches mundanas, de los retratos de actrices a los cómodos interiores.
Las dos salas siguientes presentan las decoraciones procedentes del Café de París, restaurante famoso situado en el 41, avenue de l’Opéra, por Henri Sauvage y Louis Majorelle, y de la joyería Fouquet, creada en 1901 por el artista Alfons Mucha. Es el pleno apogeo del estilo Art Nouveau, expresión de un gusto por la asimetría y por la línea «latigazo», que se apodera de la arquitectura y las artes decorativas.
MARCEL PROUST (1871-1922)
Los muebles y objetos de Marcel Proust, reunidos en esta sala, proceden de tres domicilios parisinos que el escritor ocupó sucesivamente, después de la muerte de su madre.
Según su ama de llaves, Céleste Albaret, la mayoría de los muebles presentados en el estrado en esta sala proceden de su última habitación, en la calle de l’Amiral-Hamelin; cama sencilla, biombo, mesita de cabecera, mesita de noche, butaca, tumbona… Asmático, Marcel Proust sale cada vez menos de su habitación. Durmiendo de día y trabajando de noche, el escritor crea la mayor parte de En busca del tiempo perdido en esta sencilla cama de latón.
Protegido del ruido por placas de corcho colocadas en el techo y en los muros, incluida una presente en la vitrina, y del polen con ventanas selladas en primavera y en otoño, Proust dedicó los quince últimos años de su vida a crear una obra literaria de la mayor magnitud, empezada en 1908.
Sus objetos personales se encuentran presentados en ambas vitrinas: una pelliza, accesorios de aseo, de escritura y un bastón.
Por fin, dos dispositivos digitales completan este espacio: una proyección de fotografías de los allegados del autor por Paul Nadar, un banco para escuchar extractos de En busca del tiempo perdido y de obras de Reynaldo Hahn.
PARÍS, DE 1910 A 1977
A comienzos del siglo XX, París conoce reestructuraciones de gran envergadura. Para explicarlo, se presenta un conjunto de maquetas antiguas de los barrios viejos de París, al inicio de la sección. Algunos de estos barrios corresponden a manzanas de viviendas consideradas insalubres, muy densas y destinadas a ser demolidas. Se dedica un enfoque a la «Zona» del antigua muralla de la ciudad de donde pintores, grabadores y fotógrafos dan a conocer la precariedad de las condiciones de vida.
Enfrente, un muro está dedicado a la Primera Guerra Mundial. En una vitrina, el día a día de las parisinas y los parisinos está desarrollado por fotografías y numerosos objetos personales, como tarjetas de alimentación o dibujos de niños.
En el periodo de entreguerras, los barrios de Montmartre, Pigalle, los Camps Elíseos y Montparnasse, construyen su leyenda. París, capital internacional de las artes, de las vanguardias, de la libertad sexual y de la literatura, está evocada, en particular, por una serie de retratos de personajes importantes como Élisabeth de Gramont, Natalie Clifford Barney, Gertrude Stein… Cuya mesa de trabajo ocupa el centro de la sala.
La Segunda Guerra Mundial se relata a través del papel que desempeñó el museo Carnavalet, porque su entonces director fue un resistente.
El recorrido a continuación se centra en las operaciones de urbanismo, con la construcción (o programación) de infraestructuras viales, iniciada en las décadas de 1960 y 1970. Reconfiguran la capital, y el mito turístico de París halla entonces un auge único a través de las canciones, películas y novelas populares.
Con la presentación de varios carteles y fotografías, se abarcan las revueltas obreras y estudiantiles que generaron manifestaciones de masas en 1961-1962, y posteriormente en 1968.
Por fin, esta sección finaliza con el regreso a la elección de un alcalde, al frente de la capital.
PARÍS, DE 1977 HASTA LA ACTUALIDAD
En esta sección del recorrido, se desarrollan varias temáticas: el clima y el medio ambiente (con el mazo de la COP 21 y una reducción del Globe Earth Crisis – COP21 de Shepard Fairey llamado Obey), la evolución arquitectónica y urbana, las transformaciones de la plaza de la República y la vivienda en los barrios prioritarios.
Una selección de objetos testimonios y de fotografías muestra las grandes emociones colectivas provocadas por los atentados de 2015, el incendio de la catedral de Notre-Dame de París en 2019, y también la pandemia de la Covid-19 que apareció en 2020.
Aquí están presentadas las fotografías de artistas, Thierry Cohen, Madeleine Vionnet, Patrick Tournebœuf o también Laurence Geai.
El recorrido finaliza con la proyección de un cortometraje, Périphérie, de Manon Ott (2020).
FUERA DEL RECORRIDO: LA SALA DE BAILE WENDEL
Instalada en el museo desde 1989, esta espectacular sala de baile procede del palacete Sourdeval-Demachy y fue encargada en la década de 1925 por el gran empresario de la siderurgia de Lorena, Maurice de Wendel, al pintor José-Maria Sert. Su restauración ha revelado la técnica muy particular utilizada por el pintor. Aplicó hasta tres capas sucesivas de veladuras, trabajadas con un trapo y realzadas con polvo metálico encima de una fina hoja de electro (aleación de oro y de plata), que proporciona a su obra luminosidad y transparencia.